http://www.youtube.com/watch?v=zXvp1RnTB7U&feature=fvw
Pero para proteger a estos peregrinos que recorrerían las rutas civiles y/o comerciales, haría falta un Ejército permanente compuesto por personajes honestos, totalmente fieles y sumisos a la fe cristiana, valerosos, y excelentes guerreros. Obviamente, muchos de los sobrevivientes de la Primera Cruzada, reunían tales cualidades. Ahora bien, el primer soberano del reino de Jerusalén fue Godofredo de Bouillon, sucediéndolo Balduino I, su hermano. Pronto, este último se percató del mismo problema: los caballeros que ahora regresaban a sus casas en Europa luego de haber liberado Jerusalén de los infieles, dejaban en franco peligro a los territorios cristianos. Para ello, Balduino se reúne con un amigo suyo llamado Hugo de Payens, y deciden encomendarles un trabajo a aquellos caballeros que habían decidido quedarse en Oriente Medio. Así nació en el año 1118, la orden de los Pobres Caballeros de Cristo, los cuales como ya hemos aclarado tenían que dar protección a los peregrinos, custodiar las rutas y cuidar los caminos de ataques de ladrones y bandoleros.
Diez años después, en el 1128, en el Concilio de Troyes, se reunieron muchos representantes eclesiásticos importantes de la época y se decidió dar a la orden todo un conjunto de reglas que debían respetar, que iban desde el armamento, hasta el modo en cómo debían llevar sus ropas. Hugo de Payns o de Payens, consiguió, a propósito, que el Papa les otorgue una dispensa de excomunión a todos los de la orden, para que así pueda obrar con tranquilidad con respecto a los enemigos de los cristianos. Es decir que podía hasta matar con tal de mantener las tierras cristianas libres de infieles o cualquier clase de enemigo que mancille el dogma. Como vemos, dependía de la moral y conciencia de cada caballero, determinar su comportamiento una vez estaba en la orden, siempre y cuando no rompiese las reglas básicas de la misma.
A la cabeza de la organización estaba el Gran Maestre, seguido del senescal que reemplaza al primero en caso de hallarse ausente, y finalmente los mariscales, expertos en el terreno militar. Así entonces, la Orden tuvo sus primeros y grandes inicios, ganándose la popularidad y buena fe de millones de feligreses. Fue Bernardo de Clairvaux, el futuro San Bernardo, a quien se le debe que los Templarios fueran muy conocidos en Europa y ante el Papado. No era para menos, pues Bernardo mantenía lazos familiares con muchas personalidades de la orden, con tal sólo decir que era primo de Hugo de Payens por parte materna. Con el tiempo, su fama fue correspondida con distintas bulas papales, las cuales fueron “compensando” de algún modo sus hábitos extremos.
El declive
Resulta increíble que una Orden Militar tan necesaria y querida por los feligreses, llegase a ser borrada de un modo tan cruel. Pero para eso faltaba aún un poco. Entre la Segunda y la Tercera Cruzada, los templarios se vieron seriamente en aprietos, pues Guido de Lusignan, rey de Jerusalén, perdió las batallas contra una revelación: Saladino. Los templarios ni tampoco órdenes similares como los hospitalarios y teutónicos, pudieron hacer nada para llevar a cabo la salvación de Jerusalén, la cual cayó en manos musulmanas de nuevo. Pronto así, estalló la Tercera Cruzada, en la que Ricardo Corazón de León acaba con el mito de invencibilidad de Saladino, y establecen que Jerusalén sea declarada ciudad libre.
Los sobrevivientes marcharon al cuartel general de Chipre, donde también llegaron los templarios, presencia que no hizo ninguna gracias en los nativos de la isla. Tuvieron que inmiscuirse en la política chipriana, y así ayudar a derrocar a Enrique II, el rey, para colocar allí al hermano de éste, Amalarico II, quien les había prometido que podían permanecer en la isla. Pasaron los años, y los templarios tuvieron algunos intentos de volver a Tierra Santa, enclaves, pero nada pudo hacerlos retornar a aquellos lares como antes. Cuando se perdió la isla de Arwad en septiembre de 1302, la orden le dijo adiós a su última posesión en tierra santa. Los templarios como era de esperarse, estaban luchando contra la corriente, pues Europa y los reinos habían perdido ya esperanzas de recuperar la llamada Tierra Santa. Todos habían aceptado que las Cruzadas habían resultado un fracaso.
El inicio de la leyenda de los Templarios
Así entonces, el rey francés se acerca al Papa y le presenta el suculento negocio. Clemente V acepta. Así entonces, el 12 de octubre de 1307, Felipe invitó al Gran Maestre, Santiago de Molay, a las exequias de Catalina de Courtenay, una parienta de Felipe. Ese mismo día, Guillermo de Nogaret, un encargado del rey, tenía la orden de poner bajo arresto a todos los miembros de la orden, pues serían enjuiciados por la Iglesia, y así todos sus bienes e inmuebles pasarían al Papado…y claro a Felipe. ¿Cuál fue la acusación?; pues tal parece que los rumores eran herejía, ritos y otras prácticas consideradas paganas o hasta satánicas. Se dijo también que adoraban a un ídolo satánico llamado Bafometo, que se practicaba la blasfemia porque escupían la cruz y renegaban de Jesús, la Virgen y Dios; además claro de prácticas sadomasoquistas y hasta homosexuales.
Felipe se hizo con 260 mil libras de la orden, y en toda Europa, incluida España, Inglaterra e Italia se empezó a hacer lo mismo con ellos. Rápidamente fueron absolutamente destruidos y desprestigiados. El 18 de marzo del año 1314 Santiago de Molay fue quemado y alegó que todos los cargos alegados en contra de la orden eran falsos. Se dice que sus últimas palabras fueron maldecir a la estirpe de Felipe. Clemente, el Papa, murió el 20 de abril de 1314, y el 29 de noviembre Felipe el Hermoso, también lo seguía; más tarde todos sus herederos encontraron un fin trágico cumpliéndose esta especie de profecía, o acaso maldición de Santiago. ¿Por qué sucedió todo esto? Comúnmente se establece que lo realmente deseado por Felipe y otros reyes fue la adquisición de los bienes y el dinero de los templarios, o es que acaso la cristiandad y el papado intentaron ocultar otra cosa, a juzgar por la fugaz desaparición y la exhaustiva persecución que se le dio a todos los miembros de la orden…esto ha conducido que se creen numerosas leyendas en torno a ellos, es decir los templarios, haciendo sospechar que ocultaban algo más allá de toda comprensión…o algo demasiado importante que ponía en riesgo lo que durante tanto tiempo habían defendido: el cristianismo. Sea leyenda o realidad, los templarios han pasado a la historia como una de las organizaciones militares más famosas, populares, y porqué no, misteriosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario